Deseamos, Señor, con esta segunda luz que encendemos, que intensifiques el resplandor de tu rostro para los que viven en tinieblas y en sombras de muerte.
Que la Luz de tu presencia, alumbrada en nuestras vidas, nos haga percibir nuestras orgullosas altiveces y nuestros abismos de pecado. Equilibra y allana nuestras vidas, Señor, y haznos caminos de acceso hacia Ti para los hombres en destierro, alejados de Ti y de los hermanos, para que seamos contigo luz atrayente y seductora,
¡Maranatha, ven, Señor Jesús!
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