lunes, 22 de febrero de 2016

Preces expiatorias


TIEMPO DE CUARESMA
(Conversión y Penitencia)

¡Señor Jesús, que por amor a los hombres estás ahí, realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar! Tú eres la Luz que ilumina nuestras mentes;el Camino, para los que peregrinamos hacia la Jerusalén celeste; la Verdad, para los que buscamos pequeñas verdades entra tantas falsedades; la Vida, que alimenta nuestras almas, asediadas por el mundo, la materia y el espíritu del mal; eres la vid, en que estamos insertos.

Tu Presencia amorosa nos está preguntando como un día a Pedro: "Pedro, ¿me amas?".

Para corresponder a tu amor, queremos imitarte reparando, y a la vez desagraviarte por los pecados nuestros y por los de todos los hombres, y orar también en general por todos los pecadores.

En memoria de tu penitencia cuaresmal y tu pasión, queremos en esta santa Cuaresma centrar nuestro espíritu en la penitencia, para que se acerque tu Reino, con la vigilancia y oración que recomendaste en Getsemaní la noche del Jueves Santo.

Meditando, pues, los sufrimientos de tu niñez y vida apostólica y más los dolores de tu pasión y agonía, reconociendo y confesando que hemos pecado, para no engañarnos ni hacerte mentiroso, según nos enseña tu apóstol San Juan, queremos arrepentirnos de nuestros errores y convertirnos a la luz y vida nueva, y reparar y pedirte perdón por los que hoy repitan, o repitamos, las acciones u omisiones por las cuales tú sufriste.

* * *
Por todos nosotros los humanos, débiles o vanidosos, imprudentes o falaces, soberbios o miserables, injustos o negligentes.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por las faltas de respeto y de amor a la Eucaristía; por el incumplimiento de los deberes religiosos, profesionales, laborales y sociales; por la negación de derechos y libertades, a los padres, ciudadanos, obreros, emigrantes e indigentes.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por la soberbia envilecedora, por los abusos de superiores o intermediarios, las exigencias exageradas y las faltas de respeto también en los inferiores; por los que no oyen a los que claman o reclaman, los que presumen con vanidad, se jactan de lo que tienen o desprecian y humillan a sus iguales.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Porque se atesora sin tasa, porque se impide el reparto justo de riquezas y salarios, porque hay egoístas de su situación y tiempo y hay tanta usura, negocios sucios y adulación.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por el erotismo y sus manifestaciones, sus promotores y propagadores, por los corruptores de los débiles, seductores de los necesitados y escandalizadores de los jóvenes y niños.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Porque se desprecia el matrimonio, con ataques e ironías, se ridiculiza su santidad, se limitan sus frutos y se defiende el aborto.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por los malintencionados, iracundos, blasfemos, rencorosos, exaltados, violentos, que trastornan el orden social y hacen imposible la vida a su alrededor.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por los pecados de gula y derroches en comidas, sin recordar a los hambrientos; por no llevar alimentos y otros medios necesarios a los que nacieron pobres, en una u otra nación, o viven sin culpa pobres.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por los que tienen envidia, vengativos, murmuradores, calumniadores, resentidos, pesimistas, agoreros, maldicientes y no colaboradores en el bien de los necesitados.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por los perezosos, inhibidos, drogados, hombres-masa; por los que permiten se enturbie el ambiente y no impiden los escándalos; por quien no paga lo que es debido, o exige más de lo justo; por los que atrasan el pago o no pagan lo que deben; quien no defiende y asiste a los que ve violentados y accidentados.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por los que odian y siembran odios, provocan guerras y las mantienen, por los que roban, los que defraudan, por los que encubren, por los que mienten, por los que matan, por los que ofenden.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por los que corren noticias falsas, por los artistas escandalosos, por los que gozan cuando hay pecado, por los que alaban a los que pecan.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por las indebidas discriminaciones humanas, colonialismo y oportunismo; por la manipulación abusiva de cargos, situaciones, personas o países; por la persecución y coacción religiosa, racial, política y por todos los otros pecados modernos.
¡Te pedimos perdón, Señor!
Por los cristianos que no practican, los que descuidan su formación, los militantes que no se entregan, los responsables que no edifican y los pastores poco celosos, los que desertan, los que desunen.
¡Te pedimos perdón, Señor!

OREMOS: 
Escucha, oh Dios, nuestra plegaria. Por tanto pecado, Señor, nuestras almas se estremecen. Por eso deseamos unirnos a los que sufren haciendo el bien; queremos, como san Pablo, sufrir en nosotros mismos, miembros de tu Cuerpo Místico, lo que falta por sufrir a la pasión de Cristo Cabeza. No sólo queremos pedirte perdón por nosotros pecadores, sino también pedirles perdón a quienes hayamos ofendido, y además dar el perdón a aquellos que nos injurian. Ayúdanos a cumplirlo según lo prometemos; y así nos reconciliemos los hermanos antes de llevar nuestra ofrenda ante el altar, para que se aceptada, como nos ordenó tu Hijo, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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