martes, 23 de agosto de 2016

Oración de san Buenaventura



ORACIÓN DE SAN BUENAVENTURA

Traspasa, dulcísimo Señor Jesús, lo íntimo de nuestra alma con la suavísima y salubérrima herida de tu amor y caridad verdadera, pacífica, apostólica y santísima, para que nuestra alma, sólo en tu deseo y amor languidezca y se deshaga, a Ti sólo anhele, desfallezca en tus atrios y desee morir y estar contigo. Da a nuestra alma hambre de Ti, pan de los Ángeles, alimento de las almas santas, pan nuestro cotidiano supersubstancial, que tiene en sí toda dulzura y exquisito gusto, toda delicia y suavidad. A Ti, a quien los Ángeles desean contemplar, aspiremos siempre y de Ti se sacie nuestro corazón y con la dulcedumbre de tu sabor se harten las entrañas de nuestra alma; siempre tengamos sed de Ti, fuente de vida, fuente de sabiduría y de ciencia, fuente de luz eterna, torrente de delicias, riqueza de la casa de Dios; a Ti siempre ambicionemos, a Ti busquemos, a Ti encontremos, a Ti vayamos, a Ti lleguemos, a Ti meditemos, de Ti hablemos y hagamos todo para gloria y alabanza de Tu Nombre con humildad y discreción, con amor y complacencia, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin. Tú sólo seas siempre nuestra esperanza, nuestro placer, nuestra alegría, toda nuestra confianza, nuestra riqueza, nuestro gozo, nuestra quietud y tranquilidad, nuestra paz, nuestra suavidad, nuestro olor, nuestra dulzura, nuestro alimento, nuestra refección, nuestro refugio, nuestro auxilio, nuestra sabiduría, nuestra heredad, nuestra posesión, nuestro tesoro, en el cual fija, firme e imperturbable, esté radicada para siempre nuestra mente y nuestro corazón. Amén.

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«No hay duda de que el aspecto más evidente de la Eucaristía es el de banquete. La Eucaristía nació la noche del Jueves Santo en el contexto de la cena pascual. Por tanto, conlleva en su estructura el sentido del convite: "Tomad, comed... Tomó luego una copa y... se la dio diciendo: Bebed de ella todos..." (Mt 26,26.27). Este aspecto expresa muy bien la relación de comunión que Dios quiere establecer con nosotros y que nosotros mismos debemos desarrollar recíprocamente.» (Carta Apostólica Mane Nobiscum Domine, 15)



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