Es una virtud difícil, pero muy valiosa a los ojos de Dios. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque tienen hambre y sed de Dios, y Él será su recompensa. La justicia es un rayo de luz de Dios, quien es el Justo por excelencia.FUENTE: Semilla Eucarística. Año 103. No. 1
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