Viernes Santo

Viernes 06 de Abril de 2012

Amanece en territorio potosino. Y aunque es temprano, ya se empiezan a ver signos de los preparativos para el evento estrella de la Semana Mayor: La Procesión del Silencio. Los negocios lucen decorados en los respectivos colores "penitenciales" propios del tiempo; aunque, como dijera por ahí un sacerdote: dado que es un atractivo turístico más, tal parece que a la dichosa procesión se le puede llamar de todo, menos "del silencio". Aún así, recuerdo lo que dijera el Card. Martini respecto a estas y otras situaciones: hay que dar gracias por que todavía existe la fe y la tradición, que existen comunidades eclesiales vivas; aunque no sean precisamente como nosotros quisiéramos.

En fin, De esta procesión no les pongo fotos porque nunca vengo: hay muchísima gente y es sólo para ver (hasta por televisión la transmiten); así que mejor prefiero participar en la de mi parroquia aunque sea más modesta.



Hoy es uno de los dos días en que, como parte del programa de Semana Santa, se reza el Oficio Divino en Catedral. Al llegar atrae la atención el monumento con la Reserva Solemne.



Hace años que acudo a rezar aquí el Viernes Santo, y uno de los momentos más especiales para mí es cuando el Arzobispo, acompañado de los sres. Canónigos y demás, hace su entrada procesional y se detiene para orar un momento ante Jesús Sacramentado. Es un cuadro bellísimo que una imagen no consigue capturar en todo su significado.



Todavía está presente esa nostalgia por la partida de don. Luis, a quien ya no se ha mencionado en las preces de estos días, como "Arzobispo", sino como "Administrador Apostólico". Interesante cómo de un instante a otro cambian las cosas; interesantes esas palabras Bíblicas, creo que de Job (no estoy segura): "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor". El lema arzobispal de Don Luis es "Servus Ecclesiae": antiguo título que se le dio a los obispos. El lema tiene su origen en las palabras de San Pablo: “De esta Iglesia he llegado a ser servidor, conforme al encargo que Dios me ha confiado, de anunciar plenamente su palabra, es decir, el plan de salvación que Dios ha tenido escondido durante siglos y generaciones y que ahora ha revelado a los que creen en Él”. (Col 1,25-26).(Fuente: Arquidiócesis de SLP)

No soy feligrés de fijo y mucho menos responsable de ningún movimiento; pero guardo un par de momentos especiales en mi corazón, recuerdos de breves encuentros con don Luis en el lugar más especial de todos: el Sagrario de Catedral. Don Luis es un hombre profundamente contemplativo y doy gracias al Señor por los años de servicio que le concedió al frente de su grey en diferentes diócesis. Me da tristeza su partida; pero comprendo que ha llegado para él el momento de llevar un ritmo más tranquilo de vida; aunque me pregunto ¿Qué sorpresa le tendrá reservada el Señor para esta nueva etapa? Recuerdo que Dios es quien siempre deja la paz, pero nunca deja en paz; así que sonrío. Lo que viene, sin duda será para bien de todos y para mayor gloria de Dios...



Después del rezo del Oficio Divino hay un espacio de dos horas para meditar el Via Crucis, y de ahí, prosiguió la celebración de la Pasión del Señor.

Por una tradición antiquísima este día se omite cualquier Celebración Eucarística y esta celebración no es una Misa, sino la Liturgia del Viernes Santo. Dicha celebración se compone de 4 momentos:

Lectura de la Pasión
Oración Universal
Adoración de la Cruz
Comunión

"Mirad el Árbol de la Cruz, donde estuvo clavado Cristo, el Salvador del mundo..."


"Venid y adoremos"


Austeridad y luto

Todo el Viernes y el Sábado hasta la Vigilia Pascual, la oración y cualquier signo de respeto se centra en la cruz. Aquí empieza esa "ausencia" de la Presencia Divina. No hay reserva qué visitar. Esta tarde y el día sábado son los más solitarios y tristes para un adorador del Santísimo Sacramento y, de pronto, nos encontramos pronunciando las palabras de María Magdalena: "Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto..."

Publicado en: Pascua