lunes, 8 de junio de 2015

Oración de San Buenaventura


ORACIÓN DE SAN BUENAVENTURA

Traspasa, dulcísimo Señor Jesús, lo íntimo de nuestra alma con la suavísima y salubérrima herida de tu amor y caridad verdadera, pacífica, apostólica y santísima, para que nuestra alma, sólo en tu deseo y amor languidezca y se deshaga, a Ti sólo anhele, desfallezca en tus atrios y desee morir y estar contigo. Da a nuestra alma hambre de Ti, pan de los Ángeles, alimento de las almas santas, pan nuestro cotidiano supersubstancial, que tiene en sí toda dulzura y exquisito gusto, toda delicia y suavidad. A Ti, a quien los Ángeles desean contemplar, aspiremos siempre y de Ti se sacie nuestro corazón y con la dulcedumbre de tu sabor se harten las entrañas de nuestra alma; siempre tengamos sed de Ti, fuente de vida, fuente de sabiduría y de ciencia, fuente de luz eterna, torrente de delicias, riqueza de la casa de Dios; a Ti siempre ambicionemos, a Ti busquemos, a Ti encontremos, a Ti vayamos, a Ti lleguemos, a Ti meditemos, de Ti hablemos y hagamos todo para gloria y alabanza de Tu Nombre con humildad y discreción, con amor y complacencia, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin. Tú sólo seas siempre nuestra esperanza, nuestro placer, nuestra alegría, toda nuestra confianza, nuestra riqueza, nuestro gozo, nuestra quietud y tranquilidad, nuestra paz, nuestra suavidad, nuestro olor, nuestra dulzura, nuestro alimento, nuestra refección, nuestro refugio, nuestro auxilio, nuestra sabiduría, nuestra heredad, nuestra posesión, nuestro tesoro, en el cual fija, firme e imperturbable, esté radicada para siempre nuestra mente y nuestro corazón. Amén.

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«¿Porqué nuestro Señor utilizó pan y vino como elementos de este Memorial? Primero que todo porque no hay dos sustancias mejores en la naturaleza para simbolizar la unión. Como el pan está hecho de numerosos granos de trigo y el vino de numerosas uvas, así los numerosos creyentes son uno en Cristo. Segundo, no hay dos sustancias en la naturaleza que tengan que sufrir más para convertirse en lo que son, que el pan y el vino. El trigo tiene que resistir los rigores del invierno, ser triturado bajo el Calvario de un molino y luego sometido a la purificación del fuego para convertirse en pan. Las uvas a su vez deben ser sometidas al Getsemaní de un lagar, siendo la vida extraída de ellas para convertirse en vino. Así, ellos simbolizan la Pasión y sufrimientos de Cristo y el requisito para la Salvación, pues Nuestro Señor dijo que a menos que muriéramos a nosotros mismos no podíamos vivir en Él. Una tercera razón es que no existen dos sustancias en la naturaleza con las cuales hayan sido más tradicionalmente alimentados los hombres, que el pan y el vino. Al presentar estos elementos para el altar los hombres están igualmente presentándose a sí mismos. Cuando el pan y el vino son tomados o consumidos, son transformados en el cuerpo y la sangre del hombre. Pero, cuando Cristo tomó el pan y el vino, los transformó en Él.» (Vida de Cristo, Fulton J. Sheen)



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