Templo Expiatorio a Cristo Rey. Antigua Basílica de Guadalupe. México, D.F.
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NAVIDAD Y EPIFANÍA
(Alabanza)
Tu presencia amorosa nos está preguntando, como un día a Pedro: "Pedro, ¿me amas?".
Para corresponder a tu amor, queremos aquí nosotros, comunidad de adoradores, imitarte reparando, y a la vez desagraviarte por los pecados nuestros y los de todos los hombres, y orar también en general por todos los pecadores.
Humillados, contritos, perdonados, alimentados en ágape celestial, implorando la intercesión de la Virgen santa María, Madre tuya y nuestra, inmaculada, asunta al cielo y medianera, todos unidos en esta noche, reconociendo nuestra propia incapacidad, pero enardecidos por tu Corazón, movidos por tu Santo Espíritu, y en adoración al Padre, elevamos nuestras voces suplicantes, para que aceptes benigno nuestra oblación.
Celebrando los misterios de tu Encarnación y Nacimiento, gozosos de contemplarte en carne visible, queremos alabarte y proclamar especialmente nuestro amor, porque te has mostrado infinita y tiernamente amable. No hay otra religión en la tierra que nos hable de un Dios-Hombre, ni misterio tan humano en que tan de lleno entremos. Y, pues, a pesar de todo, hay tantos que no te aman y tantos que no te amamos bien, con humildad, en desagravio, queremos glorificarte.
Porque creaste la luz y las aguas y la tierra y viste que era bueno...
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque creaste los astros -y una estrella dirigiste a Belén-, y las plantes y los peces, y las aves y las bestias y los hombres, y viste que todo era bueno.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque pusiste en el hombre la razón, la voluntad, la libertad y el amor, y el deseo y la facultad de gozarte eternamente en el cielo.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque a causa y a pesar del pecado de Adán y de todos los demás, fue tanto tu amor al mundo que a él te dignaste venir.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque realizas tus planes de modo sabio y misterioso, sin menoscabo ninguno de la libertad humana.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque permites al hombre, para su progreso y bien, sondear y descubrir con la ciencia y con la técnica, los secretos que escondiste en todos los seres creados.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque ya en la Epifanía mostraste tu deseo de que todos los humanos vengan al conocimiento de la Verdad, que eres Tú, y se salven.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque en espera de que los cristianos extendamos tu mensaje, ya en muchas partes dle mundo, a través de diversas religiones, haces que los hombres quieran amarte y seguirte.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque te hiciste niño pequeño, y porque hoy estás en los niños pequeños y en los pobres y en los hambrientos y en los enfernos y en los encarcelados, para que en ellos te amemos.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
Porque al nacer y al morir Tú en la tierra nos diste por Madre a tu Madre.
¡Te amamos, Señor y te alabamos!
OREMOS:
Amén.
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